El agua que se utiliza en los laboratorios debe cumplir ciertos parámetros de calidad que son aún más rigurosos que los requeridos en otras industrias. Para atender a esta necesidad y, al mismo tiempo, reducir costos, es fundamental contar con un equipo de ósmosis inversa de laboratorio.
La ósmosis inversa elimina hasta el 95 % de impurezas, sólidos y bacterias presentes en el agua, las cuales son separadas y quedan retenidas. Este método permite disponer de agua pura y fresca, de una calidad extraordinaria, para utilizar en todos los procesos que se llevan a cabo en los laboratorios.
Su sistema de filtros y membrana consigue eliminar los niveles de metales y sales, como el plomo y el sodio, así como los nitratos, tan perjudiciales para la salud. Además, detiene las partículas disueltas en el agua y controla la química causante de los olores y sabores, como el cloro.
Este equipo contiene una malla interna de filtración de polipropileno trenzado, que sirve para prolongar el tiempo de vida de los filtros. Su función es retener la suciedad, el moho, las partículas de arena, y todos aquellos contaminantes cuyo tamaño sea superior a 5 micras (75 veces más pequeños que el cabello humano). Posteriormente, el posfiltro de carbón continúa mejorando la calidad del agua, quitándole el sabor y el olor que puedan quedar. Permite obtener una producción de entre 100 y 200 litros por día.
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Contenido producido originalmente por Sabio Marketing para Pymes, para Ingeniería Romin.