El monóxido de carbono puede ingresar al cuerpo a través de la respiración y no es detectable mediante los sentidos. Te contamos la importancia de contar con detectores.
El monóxido de carbono es un gas altamente peligroso que puede provocar dolor de cabeza, náuseas, vómitos, desmayos e incluso la muerte. Su particularidad de ser invisible para los sentidos lo hace más peligroso porque carece de olor, sabor y color.
Se produce cuando un material combustible rico en carbono como el petróleo, el gas, el kerosén, la madera, etc., no se encuentra con la cantidad de oxígeno suficiente para quemarse. La combustión es incompleta y así se forma el monóxido de carbono.
Todo artefacto utilizado para quemar algún combustible puede producirlo si no se encuentra en condiciones óptimas: calderas, calentadores de agua, calefones, hornallas de la cocina y hornos que queman gas o kerosén, pueden producirlo si no están funcionando bien. Por eso, es indispensable la correcta instalación de los artefactos de la mano de un especialista y mantener bien ventilados los ambientes.
¿Cómo detectar el monóxido de carbono?
A simple vista, hay algunas señales que pueden alertarnos sobre la presencia del monóxido de carbono en el ambiente:
- Si identificás una llama de color amarilla o naranja, en lugar de la azul normal. Esto es producto del carbono libre en estado de incandescencia.
- Si aparecen manchas, suciedad o decoloración en los artefactos, sus conductos de evacuación o alrededor de ellos.
Además, existen algunas recomendaciones para prevenir la intoxicación por monóxido de carbono tanto en el área doméstica como en las empresas: revisar periódicamente los artefactos, ventilaciones y cañerías de gas, ventilar de forma permanente los ambientes en donde hay instalados artefactos a gas y asegurarse que los conductos y evacuación de gases no estén obstruidos.
De todas formas, es importante disminuir la mayor cantidad de riesgo que se pueda, y es por eso que recomendamos instalar nuestros detectores de monóxido de carbono. Son dispositivos para alertar al usuario de que el CO está presente a un nivel predeterminado.
Los detectores poseen dos sensores uno para CO y el otro para gas combustible, ubicados de una forma que permite la detección en distintos ángulos. Son fácilmente ubicables sobre la pared y cuentan con baterías que se accionan automáticamente si se produce un corte imprevisto de energía.
Los detectores de monóxido de carbono tienen una pequeña pantalla de cristal líquido dividida en donde se registran los datos de detección de los dos gases, con medición continua.
Contactate con los especialistas de Ingeniería Romin para obtener más información sobre los detectores y prevení los riesgos del gran villano silencioso.
Contenido producido originalmente por Sabio Marketing para Romin.